Diciembre 1980:
Estoy sentado en el salón frente al tocadiscos con una aguja de punto verde en la mano. Dirijo «Las cuatro estaciones». Noviembre 1984:
Quiero mostrar a mi madre y a mi padre lo que es la danza expresionista. Acabo de aprenderlo en las colonias cristianas. Aparto las butacas tapizadas y la mesita del salón y les digo: «La música os la tenéis que imaginar vosotros». Agacho la cabeza, cierro los ojos y comienzo a moverme. Bailo alrededor de la mesa del comedor como si ésta fuera el becerro de oro y yo estuviera en el desierto. Doy vueltas aquí y allá. Estoy completamente entusiasmado. Mis padres me miran escépticos y desconcertados. Agosto 1988:
En una papelería de Londres me compro un libro en blanco. Mi corazón está tan herido y yo estoy tan confuso y tan decepcionado que no se me ocurre otra cosa: tengo que escribir. Julio 1999:
Amanece de nuevo tras la ventana de la Danzigerstrasse. He estado toda la noche escribiendo lo que sentí ayer en el Theater der Welt. Dos cerezas se bambolean en mi oreja. Mayo 2003:
Estoy sentado en mi despacho del Teatro Neumarkt por la tarde. Hablo por teléfono con Sveta, que está en San Petersburgo, a la vez que miro en el ordenador una Web-Cam que me muestra la ciudad. Me dice que quiere ir al Mar Negro en verano. Mayo 2007:
Tras la conversación con David voy caminando por Viena como si flotase. En la tienda de un museo veo un reloj. En la esfera está escrita la palabra «jetzt», ahora. Me lo compro y decido que voy a empezar a trabajar en mis propios proyectos ya. Diciembre 2014:
El rostro de Chrigu está muy demacrado, pero su sonrisa sigue siendo encantadora. En la habitación del hospital, bebemos juntos una vez más una cerveza y él hace un brindis: «Por la vida». Agosto 2015:
Visito a Ana por primera vez en la Dänenstrasse. Me regala un diccionario para que apuntemos las palabras que pertenecen a nuestro lenguaje privado. «Dankbarkeit – Gratitud», «Pantoffeln – Zapatillas», «Vewandlung – Transformación» y «Katalog – Catálogo» son parte de nuestro vocabulario básico. Abril 2016:
Bailo en mi nuevo estudio. Nunca he tenido tanto espacio para mí y unas ventanas por las que entrara tanta luz. Aquí puedo desarrollar algo nuevo. Octubre 2016:
Estamos en una sala de teatro y Simon se me sube al regazo. Miramos fascinados cómo la bailarina se transforma en un animal greñoso y desaparece en una nevera.