Enero 1980:
Me escapo de la casa de mis tíos, cruzo una avenida, entro al patio de la casa de otra familia y me traigo el triciclo de un nene con el que jugaba. Enero 1982:
Llevo un jardinero rojo y una máquina de calcular amarilla en la mano. Voy de visita a la casa de una señora amiga de mi madre, tengo cuatro años. Ella tiene un hijo adolescente. No sé quién es pero me gusta ir a verlo. Diciembre 1983:
Termino séptimo grado y sólo egresamos dos personas. Somos muy pocos en ese pueblo. 150 personas y menos de 40 casas sin luz eléctrica ni televisión. Julio 1994:
Me enamoro por primera vez, y mucho, de un chico que juega al fútbol conmigo, pero tengo novia. También me gusta el hermano de mi novia. Octubre 1996:
Estudio Letras en Río Gallegos, pero quiero vivir en Buenos Aires. Es octubre, me siento solo y deprimido. Las persianas de mi habitación están siempre bajas. Mi mundo es oscuro. Enero 2005:
Dejo mi trabajo en una compañía de seguros para crear un grupo de teatro. Investigamos sobre perspectivas de género y diversidad sexual. Cumplo sueños, pero siento que me falta algo. Enero 2012:
Ingreso a trabajar en cárceles como docente de teatro. Trabajo en tres penales. Tengo cinco grupos a mi cargo. Más de 120 alumnos. Enero 2013:
Muere mi padre de un paro cardíaco el día de mi cumpleaños. Estoy en Santa Cruz. He venido para presentar a mi pareja. Septiembre 2015:
Estreno documental sobre la primera chica transexual de Santa Cruz en practicarse una cirugía de reasignación de sexo. Esa chica es mi mejor amigx de la infancia en ese pueblo de 150 personas. Siento que se hace justicia poética. Estoy en paz con el tiempo y con la vida. Crezco. Abril 2017:
Sostengo la enorme necesidad de convertirme en padre. Voy por eso.