Enero 1985:
Salto en la cama a oscuras. Escucho el tono bronco de mi madre en la habitación contigua. Aún así, continuo saltando y riendo (cuidando que el chupete no se escurra de mi boca). La luz se enciende bruscamente, mi madre entra en la habitación bastante alterada con unas tijeras, me arranca el chupete, cercena la goma, apaga la luz y se va. Nunca vuelvo a pedir un chupete para dormir. Siento miedo por primera vez. Mayo 1987:
Durante la siesta en la guardería, organizan a los niños por parejas en hamacas, nos tapan con una mantita ultrasuave y apagan la luz. Ese día me toca dormir con Alfredo. Es la primera vez que toco un genital masculino. Noto su textura suave, caliente y su olor. Él me toca a mí y siento algo parecido al placer. Noviembre 1994:
Mis padres vuelven de su terapia de pareja, ríen y se respetan de nuevo. Mi madre está más cariñosa y paciente que nunca. Somos felices. Diciembre 2001:
Brindo con mi padre por el nuevo año en la cama. Está tan enfermo que no puede levantarse y apenas respirar. El médico ha dicho que será su última Navidad. Logra sobrevivir tres más. Junio 2002:
Esnifo una sustancia parecida a la cocaína que resulta ser speed. Estamos de after en una casa a medio construir situada en un pequeño pueblo de Murcia. Creo ciegamente en mi perfecta capacidad para volar, así que lo intento desde la primera planta extendiendo mis brazos. Amanezco plagada de magulladuras y moretones en la cama de mi ex. Emprendo el viaje de regreso a Granada con la familia de mi amigo en un mini coche. No dejo de hablar durante cuatro horas de forma entusiasta y extremadamente efusiva con su abuela. Aún me castañean los dientes. Marzo 2003:
Mi madre rompe todos mis cuadros. Empiezo a construir esculturas con cardos estrellados. Junio 2003:
Vivo uno de los momentos más eróticos de mi vida en el mar. Está amaneciendo y el cielo tiene un violáceo inusual. Nuestra piel también se pone violeta dentro del agua y nuestra carne está más rica que nunca, temblamos. Junio 2004:
Noche de San Juan en San José. Tengo mi primera experiencia transpersonal. Dentro del agua, despliego mis extremidades y miro al cielo mientras floto. Estoy claramente colocada. El mar está en calma y mece mi cuerpo lentamente, lo acuna. Escucho el movimiento del agua multiplicado e incluso cómo la arena se esparce y deposita en un lugar nuevo. Las estrellas son ultra nítidas. Siento que soy parte del Universo y que me voy a fundir de un momento a otro con el agua, que voy a convertirme en materia líquida. Viajo más allá del tiempo y del espacio. Por un momento pasan ante mí los momentos más felices de mi vida y conecto todas las dudas existenciales con una respuesta lógica. El Cosmos y yo somos uno. Experimento paz. Julio 2004:
Veo el campanario de la Catedral de Granada encendido desde mi cama. Es la primera noche de mi «independencia». Todo es nuevo y no tengo miedo. Lloro de felicidad. Enero 2015:
Vuelvo al antro berlinés en el que siempre pasa algo fascinante. Esta noche regreso a casa acompañada. Casi no siento frío pese a que llevo el abrigo desabrochado y el vestido medio abierto. Corremos por la calle saltándonos los semáforos, la ebriedad me permite casi levitar. Noto como en ambos extremos me cogen fuerte de la mano. Reímos a carcajadas y siento que hablo perfectamente alemán. Tengo mi primer trío.