Septiembre 1970:
Estoy en el jardín de infantes. Hoy celebramos los cumpleaños de los compañeritos y cada uno debe traer algo para comer. Mi madre preparó un arrollado de dulce de leche. Lo pruebo y siento algo duro al masticar. Al volver a casa mi madre me pregunta si comí el arrollado y si estaba rico. Le digo que sí pero que había algo duro que costaba masticar. Me había comido un diente. Enero 1978:
Es el velorio de mi bisabuelo y la primera vez que veo un muerto. Una tía me lleva hacia el féretro y me dice: «Dale un beso al abuelo que está dormido». Yo me descompongo, no por el dolor de la pérdida, sino por la impresión de tener que besar a un muerto. Mayo 1979:
Mi padre se va de casa. Nos abandona a mi madre y a mí. Ella llora durante días y yo no lo comprendo. Noviembre 1982:
Estoy en un escenario. Es mi primera obra. Digo toda la letra y mientras la escena sucede no registro ni a mis compañeros, ni a los objetos, ni siquiera al piso. ¡No comprendo cómo no me llevo nada por delante! A pesar de los nervios me doy cuenta de que es el lugar donde me siento más seguro. Octubre 1984:
Beso por primera vez a alguien que realmente deseo, me excita. Al acercarse su boca, grito de miedo, de placer. Enero 1985:
Llevo cuatro días andando por caminos de cornisa bajo la lluvia, casi sin comer, muerto de frío. Me detengo frente a las ruinas de Machu Picchu y lloro. Junio 1995:
Recibo mi diagnóstico. Silencio. Siento la espada de Damocles sobre mi cabeza. Escucho. Afuera llueve. Desolación. Enero 1997:
Suena el teléfono. Mi madre tomó pastillas. Intento de suicidio. Voy a buscarla. Viajamos en una ambulancia y ella me agarra la mano. Diciembre 2001:
Estoy en Madrid. Salgo a la calle y leo en los puestos de diarios una portada que dice «La Argentina se hunde» junto con un barquito de papel inclinado perdiéndose en un océano de crisis. Me veo en la Gran Vía y siento que no tengo un lugar a donde volver. Febrero 2017:
Se apagan las luces. Comienzan los aplausos y en ese segundo, antes que las luces vuelvan a encenderse, siento que todo tiene sentido, que puedo, que estoy en el lugar que deseo.