Julio 1984:
Con una tanza y un pedacito de carne encontrados, mi abuelo dice que vamos a pescar. La carnada, por la altura de donde estamos y el viento fuerte que sopla, nunca llega al agua. Pero vuela sostenida como si fuera un papelito. Es la magia de la milanesa voladora. Diciembre 1989:
Estoy con mi hermanito viendo «La Sirenita» en el cine. Como le da miedo, salimos en las partes en que Úrsula quiere hacerle daño. Descubro que el cine te puede robar mucho más que la voz. Enero 1995:
Llego a Amsterdam, tomo un tren y, en el centro de la ciudad, el frío y la variedad de personas que caminan por la calle me asombran y me fascinan. En el taxi rumbo al hotel me invade una sensación de poder y libertad indescriptibles. Enero 1993:
Son las dos de la tarde y estoy tomando sol en el patio del jardín de mi casa. Mi hermano se despide, llevándose su ciclomotor. «Chau, cuidate», respondo con los ojos cerrados a causa del calor. No vuelvo a verlo. Abril 1993:
Estoy sentada en una mesa de un bar que tiene distintos tipos de semillas repartidas bajo el vidrio que la adorna. Me toma las manos con ternura y mirándome a los ojos me dice que me ama. Y como yo también, es un momento que hace click para siempre. Febrero 2000:
Verano en la playa. Con mi novio y otra pareja de amigos nos reímos sin parar viendo las formas que figuran las nubes en el cielo. Enero 2004:
En el pliegue entre la noche y el día, una bebita me mira, radiante, desde su cuna. El silencio y la calma envuelven la habitación con un aura misteriosa. Desvelada, miro por la ventana y veo un gato que me espía desde el balcón sabiéndolo todo. Mayo 2008:
Paseo sola por la habitación de hospital con Emiliano recién nacido. Le canto y murmuro. Cada paso y cada nota de la melodía encienden lucecitas de amor. Marzo 2011:
Sentada al volante, manejando de noche en la ruta me inunda una confianza extraña e inimaginada. Inauguro una seguridad que me faltaba. Marzo 2014:
Bailo y canto en la calle disfrazada de choclo terrorista transgénico. El arte, el cuerpo, la ciudad, la política fusionados en un éxtasis colectivo. Descubro un mundo que estaba ahí y no lo sabía. El puro deseo no me deja pensar.