Septiembre 1995:
Tomo mi primera lección de piano. Estoy muy emocionada pero también en extremo nerviosa porque el profesor es mi tío y la familia de mi papá tiene una fuerte tradición musical. Al colocar las manos en el instrumento siento una fascinación enorme: acabo de descubrir una de mis grandes pasiones. Octubre 1996:
Sigo los pasos de mi hermana mediana y entro a la Academia Vaganova de Ballet. Ensayo la obra "El cascanueces" mientras las demás niñas me miran expectantes por ser la hermana de una de las primeras bailarinas. Pongo especial atención a cada uno de los movimientos y trato de que mis pies avancen como si estuvieran flotando, los tobillos comienzan a calentarse y las rodillas me duelen. Agosto 2005:
Estoy esperando a que se abra el telón, volteo para mirar todas las partes del interior del teatro. La orquesta comienza a tocar la obertura de «Los miserables», toda mi piel se enchina y la música envuelve mi cuerpo. Mi emoción es tanta que estoy llorando y temblando a la vez. Febrero 2008:
Inicio la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Voy a la universidad un tanto indecisa y también contenta, me hago infinidad de preguntas: «¿Cómo serán mis compañeros?», «¿Cómo serán las clases?», «¿La biblioteca será muy grande?» Observo la ruta del autobús mientras estoy escuchando Coldplay. Agosto 2012:
Estoy entrando al quirófano, tengo mucho miedo, la plancha operatoria está demasiado fría, mi corazón late muy fuerte y estoy sudando. Despierto, no puedo respirar, mis pulmones están llenos de líquido, me colocan una máscara que me aprieta la boca y la nariz, siento que me succiona la cara, los médicos están pegándome en la espalda. Ahora me voy quedando dormida, las voces van pareciendo lejanas. Diciembre 2013:
Las prácticas profesionales, la Universidad y el servicio social me están absorbiendo por completo. Mi lesión en el tendón de Aquiles y las secuelas de la operación del corazón me duelen demasiado, ya no tengo la fuerza para pararme en puntas. Siento mucha nostalgia, no puedo dejar de ver mi vestuario, ni los videos. Hoy es mi última función, tengo que salir a darlo todo. Septiembre 2014:
Estoy en la oficina, mi mamá me llama llorando: mi papá está muy grave. Llego a casa, subo rápidamente las escaleras, intento reanimar a mi papá, pongo mis manos en su pecho y él se siente muy frío. Ha fallecido. Impotente, lo abrazo. Los paramédicos y mi cuñado suben. Calman y le toman la presión a mi mamá. Febrero 2015:
Cruzo la puerta de embarque rumbo a Salt Lake City, respiro profundo, voy muy nerviosa y con miedo. El avión despega, aprieto con fuerza el asiento, cierro los ojos y rezo para que se me quite la ansiedad y el miedo a las alturas. Al rato se me pasa y empiezo a preguntarme cómo será esta nueva aventura. Agosto 2016:
«Epistemología de la imagen» es la primer clase del día en la maestría en Estudios Visuales. El profesor muy entusiasta desarrolla conceptos como «imagen», «visualidad», «discurso» y «enunciación». Por más que intento concentrarme mi mente divaga en un constante «¿Qué es esto en lo que me metí?». Estoy frustada porque entiendo muy poco de lo que dice. Julio 2017:
Hoy he recibído un correo: me han aceptado para realizar una pasantía en la Universidad de Chile, con gastos pagados. Estoy incrédula y muy feliz, no puedo esperar para avisarles a mi familia y amigos que viven en Santiago.